La subasta de objetos sagrados de los Hopi en Francia

Imagen

O de si los objetos sagrados son bienes transables

Entre los titulares principales de algunos de los más importantes diarios del mundo vemos una noticia peculiar sobre una sentencia de un juez francés que, aun cuando reconoció el carácter sagrado de un conjunto de máscaras y otros objetos de la etnia Hopi que forman parte de un lote de objetos que iba a ser subastado por la casa francesa de subastas Neret-Minet Tessier & Sarrou, sostuvo que la legislación francesa no podía limitar los derechos de propiedad a aquellos propietarios de objetos sagrados que hayan sido adquiridos de manera legal, puesto que el carácter sagrado de un bien no los convierte en intransables («incessibles») (ver la nota del NYT aquí).

El abogado de la causa de los Hopi, Pierre Servan-Schreiber, considera esta contienda  como el comienzo de una toma de consciencia real, por parte de la opinión pública, para que se dé cuenta de que no todo puede ser comprado y vendido, sobretodo, objetos íntimos y sagrados como ese lote de máscaras. Las notas que han hecho los medios sobre este asunto destacan cómo luego de esa sentencia, la subasta se llevó a cabo y el lote fue vendido por poco más de 1.2 millones de US dólares. Esto sucedió a pesar de la presencia de activistas, dentro y fuera de la sala de subastas, que manifestaron su oposición de fondo y forma a ese evento comercial. El actor y director Robert Redford se había sumado a aquellos que pedían que la subasta no tuviera lugar. Incluso el Embajador de Estados Unidos en Francia, Charles H. Rivkin, tomó parte en esta disputa. Le Monde publica el twitter del Embajador en el que manifiesta su pesar por el hecho de que la subasta se haya llevado a cabo: «Je suis attristé d’apprendre que des objets culturels sacrés #Hopi soient mis aux enchères«. Y sin embargo, no todo estuvo contra la causa de los Hopi. hubo un benefactor, Alain Giraud, quien compró uno de los objetos que se subastaban en 3.700 euros, que declaró que lo iba a restituir a los Hopi.

Esta polémica ocurre no muchas semanas después de que, el Primer Ministro británico David Cameron respondiera en una entrevista televisada que le hicieron cuando visitó India, en febrero de 2013, que el diamante Koh-i-noor de 105 quilates, que fue tomado a la fuerza por los británicos y llevado a Gran Bretaña en 1849, y que actualmente adorna la corona de la Reina Madre, no sería devuelto a la India (Asked later whether he would respond to Indian calls for the return of the Koh-i-Noor – Cameron said: «I don’t think that’s the right approach Y luego agregó que él no creía en la política de las devoluciones (returnism en inglés). De esta afirmación se infiere que Cameron considera que los museos de Gran Bretaña cuidan muy bien joyas como esas, algunas sagradas y otras no tanto, aunque no menos bellas, capturadas hace siglos mediante tácticas pocas veces gentiles y corteses, por los británicos y otros exploradores europeos en antiguas colonias como India.

Creo que lo que revelan estas dos polémicas, quizás breves pero de gran impacto mediático global, es una contradicción y una limitación que han sido reveladas o, al menos puestas en evidencia, por las redes sociales y la tecnología de información, en general. Existe una contradicción  entre  el discurso occidental y civilizado que pide que se respeten los derechos humanos (entre ellos los derechos de propiedad colectivos que tienen los miembros de un grupo cultural a disfrutar de la propiedad de un bien único que consideran forma parte de su patrimonio colectivo. Lo contrario a esto sería defender prácticas superadas por Occidente, propias de la barbarie, como por ejemplo: el saqueo, la violación, el rapto, o el esclavismo.

El otro aspecto que revelan estos dos eventos polémicos es la limitación que tienen las instituciones del mercado para reconocer que el carácter sagrado de un bien impone restricciones a su transabilidad. Sin embargo, uno podría pensar que un único factor explica la sentencia a favor de la subasta de los objetos sagrados Hopi y la legitimidad de una frase como la de Cameron que declara categóricamente que un diamante malhabido se queda en manos de quien lo sustrajo a su propietario original. Me refiero a lo difícil que parece ser desarraigar los valores y los modos que en el pasado estuvieron asociados al Poder y al Imperio. Éstos todavía sesgan la razón y el juicio de quienes en el presente combaten por la democracia y los derechos humanos. Otra consecuencia de estos eventos, aun muy temprana pero que se puede hacer más importante con el paso del tiempo, es que podrían generar demandas contra objetos de arte que se expongan en los museos del mundo que hayan sido obtenidos por medios de dudosa legalidad. Habrá que esperar para ver qué pasa en este aspecto. Una tendencia de este tipo podría minar la razón de ser de algunos museos. O quizás éstos debieran llegar a acuerdos nuevos con aquellas culturas de los que provienen los objetos u obras expuestas.

En suma, se me hace claro que el cambio técnico, las redes sociales basadas en la TIC´s, la democratización que ellas hacen del hecho noticioso, contribuyen de manera significativa a revelar las contradicciones que hemos señalado. La sociedad no puede ser transparente gracias a la tecnología de información y, al mismo tiempo, ser cínica e hipócrita. No veo que vayamos a abandonar los mercados, ni la democracia, ni la libertad. Creo más bien que  será la propagación masiva de los mercados, la democracia y la libertad lo que producirá los ajustes a algunas inconsistencias actuales. Aun cuando también es muy probable que aparecerán nuevas inconsistencias y nuevos desequilibrios. Pero será tarea de los intelectuales, medios y activistas del futuro señalarlos y criticarlos.

Deja un comentario