Fotos de 2011 en la subida hacia el Volcán
Creo que es esa evocación de la red neuronal, de axones y dendritas interconectados en números que nos abruman, por ese océano que es la corteza cerebral humana, lo que dirige mi atención hacia estos tercos cipreses.
Hay una ternura en muchos animales recién nacidos, a causa de lo diminuto de los rasgos faciales. En las plantas la ternura pareciera expresarse como esta vellosidad leve que recubre los ápices, o zonas de crecimiento más activo de la planta. Sin embargo, uno diría que esta vellosidad recuerda más bien a algo virgen, inmaculado, que a algo diminuto y tierno. Dos ideas distintas del primer enfrentamiento de los seres vivos con este mundo.
Hay como un ruego dramático para que lo dejen crecer en paz en esta imagen de un helecho en crecimiento. El ápice como una mano que se está abriendo al mundo.
Aqui arriba otros dos helechos diminutos creciendo. Rodeado de una gama de verdes.
Y aqui arriba una rama con flores silvestres.
Y cierro esta serie con el mismo grupo de cipreses del comienzo pero vistos desde otro ángulo. Y como ya lo dije alguna vez, los cipreses también me sugieren una idea de resistencia. Todas las fotos de esta serie fueron tomadas al atardecer, con los últimos rayos de Sol un par de tardes de febrero de 2011.
Tres fotos de un toro cebú, Hacienda Botucal, La Miel, Estado Lara
El cebú que es protagonista de estas fotos estaba pastando tranquilo en un potrero de la Haciendo Botucal, donde fuimos a almorzar después de la visita que realizáramos, invitados por Diageo de Venezuela, a las instalaciones de Destilerías Unidas, donde se destilan y embotellan cada año millones de litros de los rones Cacique y Pampero. Masivo y pasivo, comiendo sin cesar, indiferente a lo puedanhacer quienes lo rodean, como si el comer lo sumiera en un estado de armonía con el Universo . Ignorando las diminutas moscas que caminan alrededor de sus ojos, o la presencia invasiva de la cámara fotográfica. Simplemente estar. Una paz que envidiamos. Una ignorancia sobre su futuro que también envidiamos.
En esta segunda foto (arriba), el cebú continua pastando pero pareciera que mirara con el rabillo del ojo el objetivo de la cámara fotográfica invasora. Como si estuviera haciendo las dos cosas al mismo tiempo. Como en un estado de alerta. Definitivamente, éste es el angulo en el que muestra mayor carácter. E incluso mayor inteligencia. Cambia su expresión de total indiferencia a una leve maldad. Me gusta esa ambigua intimidación que produce su mirada desde este ángulo.
Pero esta nueva foto (arriba), que se acerca desde otro ángulo, recupera ese rostro de total indiferencia del cebúa ante cualquier otra cosa que no sea su quehacer alimentario.
Dos fotos en el Parque del Este
Arriba individuos de tres especies de animales (la iguana, el tordo, el pato) que miran en el mismo sentido, hacia el oeste. Serenamente. Sin ansiedad, sin temor. A la orilla de uno de los lagos del norte. Abajo, J.P. ensimismado comiendo algodón de azúcar en el Parque del Este; una mirada cenital.
****************************
Serie del Tibouchina (género de 350 especies de plantas neotropicales)
Las fotos que muestro en este serie las tomé en tres sesiones. A diferentes horas y con cielos despejados y nublados (cuando los colores son menos intensos). Queria solo captar estas flores desde un ángulo distinto. Como trabajando con la idea de que si miras lo mismo de siempre desde un nuevo ángulo, verás en lo mismo cosas nuevas, diferentes.
1.
En esta primera foto de la serie, tomada en un dia nublado, la cámara estaba casi al ras del suelo, mirando hacia arriba.
2.
Esta segunda foto fue tomada ese mismo dia nublado, pasadas las cinco de la tarde. La cámara nno estaba tan cerca del suelo.
3.
Esta tercera foto muestra un grupo de botones de esta flor.
4.
Esta cuarta foto muestra otro grupo de botones de Tibouchina pero tomados unas semanas después, en agosto.
5.
Esta útima foto no muestra las flores en primer plano sino los botones con los sépalos luego de que los pétalos se hubieran caído. Estas corolas de cinco sépalos en color rosado mostradas sobre un fondo de pétalos de otras flores me gusta por esa composición que forma una flor inexistente. Una suerte de trompe l´oeil (no es lo que parece ser a primera vista). Me parece la más lograda.
******************************
Luego de la larga sequía que padecimos en Caracas y el resto del país, de la que aun recordamos la calina, los atardeceres de sol rojo casi fucsia, y el polvo que enturbiaba todo lo que uno miraba a lo lejos, e incluso no tan a lo lejos (cuando era muy aguda esa calina), hemos recibido de la Naturaleza durante estos meses de lluvia, una serie de días húmedos y nublados que nos dejan muy pocos días secos y despejados. Durante estos meses las flores han sido escasas pero, en cambio, la ciudad ha como expresado al máximo su paleta de verdes. Sin importar desde donde se la mire, uno ve a Caracas rodeada e inundada de manchas de verde. La hasta hace poco retraída vegetación ha regresado con una fuerza propia de estos trópicos. Las fotos que siguen recogen algunas ampliaciones de estas manchas de vegetación cerca de flores e insectos. Hay una cara oscura de esta prolificidad vegetal: el dengue en sus variedades más agresivas (es un virus transmitido por la picada del Aedes aegypti) ha repuntado de un modo que no habíamos visto en muchos años. Y junto con éste lo han hecho el Mal de Chagas que es ocasionado por el Trypanosoma cruzi del cual el Chipo (no solo el Rhodnius prolixus) es el vector principal. En todo caso, lo que parece revelar también (o principalmente) este repunte de enfermedades tropicales es el bajisimo nivel de competencia en el área de salud pública del Gobierno central que además, luego del expolio que hicieron a municipalidades en las que ganaron líderes opositores, han dejado pocas posibilidades de compensar estas deficiencias a los gobiernos estadales y locales.
Mariposa sobre Lantana (variedad de cariaquito)
Otra versión de esta foto
Y para no romper la línea de flores en íntima experiencia de polinización por mariposas o polillas subo la foto de esta margarita.
El guapurubú (o Schizolobium parahyba) es un árbol de la familia de las Leguminosas y la subfamilia de las Cesalpinioideae originario de Brasil. Se cree que es un eslabón entre los ehlechos y los árboles modernos, por su escasa ramificación cuando es joven. Sin embargo, después de cierta edad, cuando reciben mayor cantidad de luz solar, se comienzan a ramificar. Sin embargo, son árboles que conservan su elegancia estilizada aún después de ramificarse. Aquí muestro unas fotos que hice de estos árboles hacia las cinco de la tarde del pasado 15 de marzo de 2010, en Caracas. La luz del sol iluminando sus troncos verdes clorofílicos que contribuyen con la fotosíntesis produce unos hermosos tonos verde-dorados que hipnotizan al mirarlos contra el intenso azul del cielo. Solo quiero agregar que esta vista desde el pie de los árboles, y eso es un parecer muy particular, tiene el merito de asbtraerlos de gran parte de su entorno y, sobretodo, de poner el cielo como fondo.
*****************************
El estanque, sus reflejos, las carpas. Fotos tomadas poco después del mediodía del 1 de enero de 2010.
1. Estanque y reflejos
2. Estanque, reflejos y agua agitada
3. Carpa en estanque (2010), 1.
4. Carpa y cielo en el estanque (2010), 2,
5. Carpa en estanque de Monet (2010), 1
6. Carpa roja muy tenue y pececillos oscuros en estanque de Monet (2010), 2
7. Carpa naranja en el estanque
8. Carpa en estanque de Van Gogh, 1
9. Carpa en estanque de Van Gogh, 2.
El 1 de enero de 2010, al día siguiente de la cena de Fin de Año, cerca de medio día, y una vez que había abandonado mi propósito de terminar el libro que estaba leyendo, Invisible de Paul Auster, decidí irme por lo contemplativo, por uan actividad que no me exigiera mucha atención. Estaba entonces que miraba el estanque cuando pensé que quería hacer una foto de las plantas que la superficie quieta de éste reflejaba como un espejo. En eso se aparecen las carpas, de ese color rojo naranja, quizás esperando que les diera comida. Y se me ocurre, tratar de fotografiar esas carpas, debajo del agua, sin que los reflejos desaparecieran del todo. Como para que en las fotos haya una mezcla de ambos, reflejos y lo que estaba dentro del agua. Hice unas veinte fotos. Y las que más me gustaron las subí a esta página. Me quedé impresionado viendo el clima impresionista que tenían algunas de las fotos. Parecían paisajes sacados de la tela de uno de los maestros que todos conocemos. La paleta de colores, las pinceladas, el estilo y fuerza de éstas, aparecían en las fotos. El agua movida por los peces, que eran alimentados por una sobrina mía mientras hacía las fotos, provocaba reflejos complejos cuyos retratos emulaban cuadros impresionistas. Es entonces cuando me preguntó si esos genios del impresionismo, hipnotizados o seducidos por la luz, las sombras, los reflejos, no llegaban a mirar realmente el mundo tal como lo pintaban. Como queriendo decirnos que la realidad no es así de regular como creemos. No es como lo que muestra la primera foto de la serie, sino más bien, chispeante, reflejante, destellante, esplendorosa, movida y removida, borrosa (blurred) o, por el contrario, profundamente oscura y llena de sombras, en la que motas de luz, pinceladas de luz, sugieren la escena y lo que hay en ella. Y esto último me recuerda los encuadres y fotos de Gordon Willis, llamado también Prince of Darkness, el director de fotografía de El Padrino, y de varias películas de Woody Allen, que lo ayuda a lograr esos tonos de blanco y negro con los que retrata NY; ese autodidacta que mostraba los rostros de los personajes en una oscuridad casi total, dejando apenas, para que reconocieran cada rostro, algo de luz en los ojos. No será que buscamos ver el mundo con esa luz, de esos modos, muy claros como lo buscaba Reverón, saturados de luz; o muy removidos, con la luz como pasando a través de un medio transparente pero denso como el agua, o algo más denso, antes de llegar a nuestra retina, como en estas fotos, o con esa oscuridad de penumbra. Justo para no ver los a veces hirientes detalles de la realidad. Para que efectivamente veamos lo que queremos ver.