Notas a «Sobre la violencia» de Hannah Arendt, 3

 

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Hannah Arendt (foto: Vera List Collection)

Cuatro ideas principales, expuestas por Arendt en su ensayo Sobre la Violencia, se incluyen en esta tercera entrega de las notas. La primera es la inversión de los medios y fines, que se refiere a casos en los que una sociedad alcanza un punto en el que pierde su razón instrumental, y por tanto su sentido, por haber destruido todo poder. La reflexión siembra la duda de la casi imposibilidad de que un régimen que alcanza este punto pueda luego revertir el proceso y recuperar el poder que ha destruido. Elegir el terror no suele ser una opción eficaz. Y esta es la segunda idea que se presenta acá. La tercera es la explicación de la ecuación de relación inversa entre violencia y poder. Y la cuarta una indagación del sentido que puede tener recurrir a metáforas biológicas u orgánicas para explicar o legitimar la violencia.

Inversión de medios y fines

Se ha dicho que la impotencia genera violencia…esto significa que la pérdida del poder engendra la tentación de sustituirlo por la violencia y, en tales casos, la violencia misma resulta impotente… Cuando la violencia carece del apoyo y freno del poder, se opera la famosa inversión de medios y fines. Entonces los medios destructivos determinan el fin, con la consecuencia de que el fin será la destrucción de todo poder. (p. 50) Es difícil leer esta reflexión y no pensar en lo cerca que ha llegado en Venezuela el régimen que lo gobierna al punto de quiebre al que se refiere Arendt, aquel en el que se produce la inversión de medios y fines. Aquel que define cómo el poder se ha erosionado hasta un punto de no retorno.

Entra el terror

Este factor contraproducente del triunfo de la violencia sobre el poder se hace más evidente cuando el terror se emplea para mantener el dominio… El terror no es lo mismo que la violencia. Es, más bien, la forma de gobierno que nace cuando la violencia, tras destruir todo poder, en vez de abdicar mantiene el control absoluto. Se ha señalado muchas veces que la eficacia del terror depende casi completamente del grado de atomización social. Debe desaparecer la oposición organizada antes de desatar el terror en toda su fuerza. Para minar la organización de la oposición el régimen crea un estado policial casi siempre armado de soplones ubicuos. Casos de la KGB y la Stasi.

El terror alcanza un clímax cuando el estado policial empieza a devorar a sus propios hijos, cuando el verdugo de ayer se convierte en la víctima de hoy. (p51)

Relación inversa entre violencia y poder

Violencia y poder son términos contrarios; donde la una domina por completo el otro está ausente. La violencia parece donde el poder se halla en peligro; pero abandonada a su propio impulso, conduce a la desaparición del poder. (…) la violencia puede destruir el poder; es absolutamente incapaz de crearlo. (p.52)

Arendt concluye esta sección con la consideración de que así como el poder no puede ser engendrado por la violencia, el bien no puede ser engendrado por el mal. En esto se equivocaron Hegel y Marx, que pensaban que el ágon dialéctico podía engendrar un bien aun no revelado. Es decir, que el mal es solo una efímera manifestación de un bien todavía oculto. Estas opiniones son peligrosas. Y con todo ello no quiere decir que violencia y mal son lo mismo.

Bases biológicas de la violencia

Arendt examina ideas que consideran a la violencia como una conducta «natural» y a la agresividad como un impulso instintivo. Los instintos agresivos en el reino animal parecen no precisar de provocaciones: al contrario la falta de provocación parece conducir a una frustración de los instintos, a una agresividad reprimida, (…) esta represión puede causar a su vez el estancamiento de una energía cuya explosión final será aún más peligrosa.

De modo que la violencia sin provocaciones resultaría «natural». Se vuelve irracional en cuanto pierde su razón de ser, es decir su función en el proceso de autoconservación, de este razonamiento se seguiría que los hombres tienen la capacidad de volverse más bestiales que otros animales. En general, Arendt pone en fuerte duda el potencial de metáforas orgánicas y naturales para explicar o comprender la naturaleza de la violencia.

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